Bienvenidos a una nueva edición de Yentelman, el blog en el que aprenderéis inglés y, si os descuidáis, hasta español. Finalizamos hoy el extenso arco argumental que nos ha venido ofreciendo Óscar Carreras, director SEO de Expedia, la web de viajes más importante del mundo, y creador del blog hackprender.com, en el que encontraréis interesantes artículos sobre aprendizaje, rendimiento y mejora personal. A lo largo de estas cuatro entradas, Óscar nos ha enseñado diversas técnicas de aprendizaje acelerado que pueden aplicarse al mundo de los idiomas. Espero que las hayáis disfrutado tanto como yo.
Mi esposa británica tiene un doctorado en Psicología de la Música, un master en Música y Memoria, su propia charla TED y continuas apariciones en la BBC y otras cadenas televisivas al otro lado del charco. Vamos, tonta la chica no es. Sin embargo, en alguna ocasión, cuando nos hemos enzarzado en disquisiciones acerca de las distintas variantes lingüísticas de nuestros respectivos idiomas, mi media naranja me ha mirado como si le estuviera hablando en chino, cuando, por ejemplo, le explicaba las peculiaridades del past perfect continuous.
Y es que, en Inglaterra, el estudio de su lengua materna carece de una estructura gramatical rígida como la nuestra, que nosotros hemos de aplicar al aprendizaje de otros idiomas que no son el español, sin tener en cuenta si tiene sentido para un lenguaje que no es romance.
Porque seguro que te acuerdas, y en este mismo blog de nuestro amigo Yentelman tienes muchos ejemplos al respecto, de todas estas formas verbales con las que nos han taladrado cada vez que afrontábamos un nuevo curso de inglés: presente continuo, presente perfecto continuo, pasado perfecto, etc.
No hay necesidad.
El aprendizaje del vocabulario al que aludíamos en nuestra tercera entrega, te puede servir de plataforma de conocimiento para dominar la gramática de una lengua. Toda palabra tiene sentido a raíz del contexto en el que aparece. El formato típico de memorización de vocabulario en dos columnas, una con la palabra en el idioma a aprender, y la otra con la traducción, es el peor sistema que podemos utilizar para retener léxico. Contraviene todos los principios de cómo nuestra mente memoriza información, principios que se pueden resumir en tres:
- Contextualización de la información. Es mucho más fácil memorizar información que tiene cierta relevancia cognitiva. Es por eso que se dice que las ciencias hay que «entenderlas» no «memorizarlas». Nos podemos aplicar el cuento para el aprendizaje de idiomas también.
- Referencias visuales. Somos animales visuales. 200.000 años de evolución nos han hecho así. Para recordar algo tenemos que envolverlo en una imagen que sea lo más vívida posible.
- Competencia léxica. Cada vez que aprendemos una palabra, sea en el idioma que sea, ésta compite por tener un espacio en nuestra memoria. Para que esta competencia sea menor y podamos diferenciar una palabra de otras, necesitamos separar los idiomas todo lo que sea posible para que no compitan entre sí. Por ello, aprender con traducciones no es eficaz.
Y tú me dirás, ¿y esto qué tiene que ver con aprender gramática? Muy sencillo. La gramática es simplemente un conjunto de reglas que utiliza palabras como bloques fundamentales para crear mensajes complejos. En vez de aprender las reglas de forma aislada (pasado perfecto continuo, pasado perfecto, etc), podemos utilizar ejemplos de frases que utilizan las 1000 palabras más importantes de la lengua a aprender, y así matar dos pájaros de un tiro: las frases sirven de contexto para aprender estas 1000 palabras, y con ellas somos capaces de extraer las reglas gramaticales derivadas de esas frases ejemplo. Todo ello reducido a una imagen que tiene cierto significado para nosotros.
Para llevar acabo todo esto, utilizo los mazos digitales del software de repetición espaciada Anki y una técnica de aprendizaje que nuestro amigo Yentelman utiliza mucho: Fill in the blanks. Veamos un ejemplo:
El dorso de la ficha digital es la pregunta. Nos dan una palabra para la cual tengo que buscar una frase en la que utilizarla. En este caso, la palabra de griego que quería aprender es mostrador, y la quería aprender por si tenía que preguntar dónde estaba el mostrador de billetes de tren o bus, o de un hotel, para comprar o pedir algo. Una frase que, sin duda, iba a utilizar en Grecia. Como la frase es relevante para mí, es más fácil de recordar. Así que, al aparecer esta ficha, recuerdo que la frase donde puedo usar mostrador es: «¿Dónde está el mostrador para tickets?». De esta oración puedo extraer y aprender varias reglas gramaticales muy útiles: un adverbio interrogativo (dónde), tercera persona del plural del verbo ser (está) o la declinación del genitivo (el mostrador de tickets). Todo ello con una sola frase que me sirve de memorización de la palabra mostrador.
La misma tarjeta te sirve también al revés. Puedes mostrar en el dorso de la ficha la frase con el hueco, y en el reverso la solución, que en este caso sería mostrador. Una sola unidad de memorización (la ficha digital de Anki) ¡¡te sirve para aprender una frase útil, varias palabras, y varias reglas gramaticales de golpe!! Puedes incluso añadir una archivo de audio para saber cómo pronunciar la oración, audio que puedes sacar de una web como Forvo.
Tú probablemente me pongas dos objeciones: que cómo puedes extraer reglas gramaticales de las frases si no sabes nada de la gramática de la lengua, y que de dónde vas a sacar las frases que son relevantes para ti. Me alegro de que me hagas esta pregunta.
El libro de gramática sólo lo vamos a usar para saber qué reglas tenemos qué aprender, pero no para aprenderlas. Prescindiremos de sus ejemplos (porque no son relevantes) o de sus explicaciones (porque no nos ayudan). Sin embargo, tras una mirada a la lección del past perfect continuous puedo crear una frase que sea relevante para mi (When I arrived to England I had been studying so much grammar that my brain was more confused than a homeless man on house arrest) y escribirla en mi idioma objetivo. Si no estoy seguro de si he escrito la frase correctamente, la puedo poner en una web como Lang-8 donde un nativo me la corregirá gratuitamente. Armado con esa frase, la pondré en una ficha de Anki que me la recordará en el momento justo en el que repasarla para que no se me olvide, y la asociaré a una de las 1000 palabras que quiero aprender (por ejemplo homeless). Le asociaré una imagen y le pondré un archivo de audio para saber cómo pronunciar la frase. En una sola ficha de Anki, he conseguido condensar una unidad de memorización tan rica en matices y útil que la experiencia de aprendizaje se multiplica por 4.
Alegato final
Si yo estuviera leyendo este tocho en cuatro entregas, la pregunta más obvia que le haría al autor es: «¿y a ti cómo te fue con todo esto?». Como todo, depende de los objetivos que me hubiera marcado al principio de este ejercicio. Aprender una lengua en 15 minutos al día no te va a permitir dominar el idioma a la perfección, ni hacerte pasar por un nativo. No era este mi objetivo, no obstante: en el poco tiempo que tenía a mi alcance quería conseguir un grado A2 de conocimiento de griego moderno («comprender frases y expresiones de uso frecuente relacionadas con áreas de experiencia que le son especialmente relevantes (información básica sobre sí mismo y su familia, compras, lugares de interés, ocupaciones, etc)«). Volviendo a la anécdota de la primera de mis cuatro entradas sobre aprendizaje acelerado, a pesar de la casi decena de años que llevaba aprendiendo inglés, se puede decir que cuando fui a Inglaterra por primera vez no estaba en ese nivel: sí, sabía escribir en inglés, y mucha gramática, pero no podía ni comprender, ni comunicarme con nativos. Me costó varios meses llegar a ese nivel. En contraposición con esta experiencia, y a pesar de que este nuevo idioma a aprender (griego) era mucho más complejo que el inglés, con un alfabeto completamente distinto, escasa similitud en el léxico y ningún tipo de exposición previa a esta lengua, usando este sistema conseguí comunicarme y entenderme con nativos durante dos o tres minutos, sacar billetes de transporte, entender los menús cuando no estaban traducidos al inglés (y cuando lo estaban los intentaba evitar), e incluso tener que disculparme, porque mi acento y mi apariencia me hacían tan similar a los nativos que estos empezaban a embalarse cuando hablaban conmigo y tenía que pedir que bajaran el ritmo. Nunca, hasta que estuve allí, había hablado griego con nadie.
En mis estadísticas (ver imagen más abajo) podrás ver que conseguí aplicar los 15 minutos que, más o menos, me llevaba repasar el mazo de Anki cada día, unas 5 o 6 veces a la semana. No está mal. Una vez a la semana dedicaba una hora a crear nuevas fichas, mirando una web de gramática griega, escribiendo frases relevantes para mí que luego subía a Lang-8 para que me las corrigieran y, una vez editadas, las creaba como ficha. Sumándolo todo, me dan 23 horas de estudio + 10 horas de creación de materiales=total 33 horas totales de aprendizaje.
Fue un bautismo de fuego y creo que lo pasé con justicia. Tú puedes hacer lo mismo.