Bienvenidos a una nueva entrada de Yentelman, el blog en el que aprenderéis inglés y, si os descuidáis, hasta español. Con la llegada del verano y de mi nuevo horario de ídem, jornada continua hasta las 3 con la tarde libre (salvo por un día que me zampo 12 horas del tirón, pero bueno… beggars can’t be choosers) he aprovechado para retomar las clases de pilates en el gym de debajo de mi casa. Cinco años hacía que no iba a pilates, cinco, y entre eso y que obviamente soy cinco años más viejo que esa última vez, pues bueno… os podéis imaginar el panorama.
Aprovecho para recomendar desde aquí el pilates a todos esos rocosos machacas de gimnasio como un ejercicio super completo para ganar fuerza, flexibilidad, resistencia y, sobre todo, abdominales. La primera vez que me recomendaron entrar a una clase, dije algo así como, «¿Pilates? ¡Pero si eso es de mujeres y abuelos!». Una hora de sufrimiento y agujetas más tarde, me tuve que comer mis desafortunadas palabras con patatas. Por bocas. Pero desde entonces no falté ni un día hasta que cerraron el gimnasio…
El caso es que en mi primerito día cinco años después de mi última clase, el monitor (Alejandro, excelente profesor de Pilates y Espalda Sana) nos dice que vamos a hacer la tabla original de Pilates (que, por cierto, la hicimos en poco más de media hora y casi me lleva directa al hospital) y, de repente, se lía a hablar en inglés.
Yo pensando, «»me habré equivocado de clase?»; pero no, la gracia está en que los ejercicios de pilates tienen todos nombres en inglés (el creador del sistema, Joseph Pilates, aunque nacido en Alemania y de origen griego, vivió en Inglaterra y Estados Unidos durante buena parte de su vida), lo que en ese momento me resultó muy curioso y volvió a recordarme que, a pesar de estar en un país como España, donde la inmersión lingüística es casi imposible por motivos que ya he comentado en alguna ocasión (doblaje de cine y TV, industria musical, cinematográfica, televisiva y literaria sólida en nuestro idioma nativo… e ignorancia y pasotismo general del españolito medio respecto a todo lo que sean idiomas), se puede aprender inglés en los momentos más inesperados.
En mi caso y en esta ocasión fue en clase de pilates, donde gracias a algunos nombres no demasiado utilizados en el día a día (salvo excepciones) y que suenan como si fueran posturas del kamasutra (the corkscrew, the jack knife, the swan dive) pude ver cómo se aplicaba el inglés y unas cuantas palabras de vocabulario a un contexto poco habitual, lo que a un alumno con cierta curiosidad le facilitaría la adquisición de dichos términos y su posterior aprendizaje.
El objetivo de esta entrada es simplemente que os deis cuenta de que el inglés está por todas partes, y muchas veces lo empleáis sin percataros de ello. Muchos anuncios o slogans de marca están en inglés; los videojuegos, aunque cada vez más de ellos se traducen, también; si queréis ver una serie de la HBO el mismo día de su estreno tenéis que hacerlo en inglés; y ahora, incluso si queréis hacer deporte podéis hacerlo en inglés. Tan sólo tenéis que encontrar un buen monitor de pilates que sepa lo que se hace y, por supuesto, lo que se dice.
¿Cómo? ¿Que queréis saber qué tabla de pilates es esa y qué nombre tiene cada ejercicio? Pues nada, que os aproveche:
http://es.paperblog.com/tabla-resumen-de-los-ejercicios-clasicos-de-pilates-397838/
Y recordad: ¡mens sana in corpore sano!
2 thoughts on “Pilates y el inglés: Mens sana in corpore sano”