Bienvenidos a un nuevo post de Yentelman, el blog en el que aprenderéis inglés y, si os descuidáis, hasta español. Seguro que habéis estado esta semana pasada con síndrome de abstinencia yentelmaniaca, esperando mi próxima entrada… Ah, ¿que no? ¿Cómo que quién soy? En fin… Bueno, el caso es que ya estamos de vuelta y, para compensar la ausencia de esta pasada semana, hoy traigo una entrada por partida doble, en formato cross over. Ya sabéis, como en los comics. En el post de hoy voy a hablar del origen de cinco términos de Computing English, relacionados con Internet y la tecnología. Por su parte, mi querido amigo Víktor Moreno, a la sazón la mitad técnica de Yentelman y quien realmente entiende de estas cosas, hará lo propio con cinco más en su blog, Ohmyroot!. Así que, ya sabéis. Si queréis la experiencia completa, ¡os toca leer ambos posts!
10 palabras de Computing English y su origen.
Como no podía ser de otra forma, me he quedado con «las fáciles». Que soy de letras, hombre. Y si me pongo con términos demasiado técnicos igual me da un jamacuco. Seguro que el origen de alguno de ellos ya lo conocíais, pero me juego lo que queráis a que más de uno os sorprenderá (buf, como ha sonado esto a clickbaiting: «Cinco términos de Computing English: ¡No te creerás cuál es el primero!»). Pero lo cierto es que el primero de la lista tiene una historia curiosa detrás… estamos hablando de:
Bluetooth
Pues sí, este es el palabro que me dio la idea para este post. Andaba yo pensando… ¿por qué el Bluetooth se llama Bluetooth? ¿»Diente azul»? jorl… Y me puse a investigar. Resulta que el origen de este término está nada menos que en el antiguo rey escandinavo Harald Gormsson. Alias Bluetooth, claro. Porque parece ser que este antiguo monarca de Dinamarca y Noruega tenía un diente pocho con una tonalidad oscura. En el idioma Nórdico Antiguo (Old Norse) se referían al color oscuro, así, en general, como blár, que puede traducirse como azul. Y de ahí el mote del vikingo.
OK, perfecto. Pero, ¿qué tiene que ver un vetusto rey nórdico con el actual bluetooth, por mucho diente chungo que tuviera el susodicho? Pues resulta que Harald, que reinó desde el año 958 hasta el 970 después de Cristo, comenzó como rey de Dinamarca, nación a la que convirtió al cristianismo. Posteriormente, se convirtió también en rey de Noruega, uniendo efectivamente a ambas naciones. Avancemos en el tiempo hasta los años noventa, cuando el incipiente campo de la tecnología sin hilos estaba en pleno proceso de desarrollo. Eso sí, tal y como hace Apple ahora, cada uno de los desarrolladores barría para su casa, lanzando productos que no eran compatibles con los de la competencia. Esto, obviamente, lastraba el progreso y adopción de la comunicación wireless, es decir, sin cables.
Y por ahí apareció un tal Jim Kardach, ingeniero de la empresa Intel. Kardach fue el encargado de mediar entre las distintas empresas de tecnología, con el objetivo de alcanzar un punto de encuentro para desarrollar un formato de conectividad de corto alcance y poca potencia, pero útil para todo el mundo.Resulta que Kardach había estado leyendo un libro en el que se hablaba del reinado de Harald Gormsson, y decidió que, si el antiguo monarca nórdico había unido Noruega y Dinamarca, él también podía hacer lo mismo con unas cuantas empresas de tecnología. Modesto, el mozo.
El caso es que así fue. Los implicados acabaron uniéndose para formar el llamado Bluetooth Special Interest Group, y desarrollaron el sistema que hoy en día conocemos, en Computing English, como Bluetooth. Este nombre, que en principio era meramente simbólico, se popularizó en los medios de la época y acabó quedándose y, de paso, dando origen al famoso logo que abre esta primera sección: El símbolo del Bluetooth son las iniciales de Harald «Bluetooth» Gormsson escritas en runas escandinavas.
Supongo que muchos de vosotros sabréis ya en qué consiste Twitter, quién la fundó (Jack Dorsey, Noah Glass, Evan Henshaw-Plath, Evan Williams y Biz Stone. Por si acaso no lo sabíais) y lo de los 140 caracteres (ahora 280), los hashtags (¡explicación en nuestra siguiente sección!) y mi fobia en general a la gran cantidad de radicales que habitan dicha red social. Pero lo que tal vez no sepáis es de dónde le viene el nombre.
Se dice que los chavales arriba mencionados tuvieron la idea mientras trabajaban en Odeo, una fallida empresa dedicada a los podcasts o radio online (Mira, como ese de cine en el que colaboro…). En octubre de 2006 fundaron Obvious Corporation, tras comprar los derechos de Odeo. De ahí surgió Twitter en abril de 2007, originariamente una red de micro-blogging que, como todos sabéis, ha crecido hasta límites insospechados.
Pero, ¿y el nombre? En sus inicios, Twitter recibió el nombre de Status, y parece que fue Glass (a quien poco después echaron sin muchos miramientos, pese a que probablemente fue el alma mater del proyecto) quien, ojeando un diccionario (cada uno lee lo que quiere, oiga), encontró la palabra twitter, que le inspiró por su similitud al nombre de la exitosa web flickr (algo parecido a lo que se hizo con bing!), y también porque la definición de twitter según el diccionario era, por un lado, a short burst of inconsequential information (un breve estallido de información intrascendente) y, por otro, chirps from birds (trinos de pájaros). Estaba claro: Twitter era el nombre que buscaban.
Para terminar con este término de Computing English, un par de curiosidades. El pajarito azul tiene nombre: se llama Larry. En honor, claro, a Larry Bird, el legendario alero de los Boston Celtics, de quien Biz Stone era un gran fan. Y uno de los co-creadores del invento, Henshaw-Plath, vendió su parte de la empresa al poco tiempo de su creación por 7000 dólares, con los que compró un coche para irse a recorrer Estados Unidos. ¡Olé tu visión empresarial, campeón!
Hashtag
Mis lectores habituales tal vez recordéis este símbolo del segundo post sobre signos de puntuación, donde os decía que se le conoce como Octothorpe. Además de su nombre «técnico», en lenguaje de la calle se le conoce como number sign o pound sign. El primero, porque suele introducir un número para indicar el orden; el segundo, porque también se utiliza antes de un número para indicar el peso en libras. Hoy en día, tras pasar por los teléfonos de todo el mundo y ser conocido en españa como «almohadilla», es más popular por ser el introductor de lo que se llama, en Computing English, un hashtag.
Pero, ¿qué es un hashtag? Si antes hablábamos de Twitter, el hashtag es palabra ineludiblemente unida a esta red social. Los hashtags están formados por el símbolo de marras seguido de una o varias palabras. Con ellos se pueden encontrar términos o acontecimientos que son populares en ese momento (los trending topics, que se dice). El origen de todo está en un tweet de 2007 a cargo de Chris Messina, antiguo desarrollador de Google, quien sugería usar este símbolo para referirse a grupos:
Los usuarios de Twitter, siempre tan comprensivos y tan buena gente, lo pusieron de vuelta y media por atreverse a sugerir algo útil. Pero el caso es que, al final, el asunto llegó a calar y el resto es historia. Messina dice que eligió el símbolo de la almohadilla porque era un símbolo fácil de pulsar en su Nokia de la época. Dos días más tarde, y a pesar del odio generado, un tal Stowe Boyd sugirió que al símbolo se le llamara hashtag, que es una mezcla del hash sign, otro nombre habitual del símbolo #, y la voz inglesa tag, que en español se puede traducir como «etiqueta» o «etiquetar». Fue cuestión de tiempo que todo el mundo, Twitter incluido, pasara por el aro. Y así, hijos míos, es como conocí a vuestra madr… oh, perdón, que me he liado.
Spam
Si habéis viajado a algún país anglosajón, es posible que hayáis podido ver estas latas en los supermercados:
Esta porquería es el spam, un producto cárnico enlatado fabricado por Hormel Foods Corporation nada menos que en 1937. El origen de este nombre no está claro. Al igual que la fórmula de la Coca-Cola, sólo unos pocos inciados en el consejo de administración de Hormel saben cuál es. Pero la sabiduría popular ofrece muchas opciones, la mayoría afirmando que Spam es la abreviatura de spiced ham (jamón especiado), spare meat (carne sobrante), o shoulders of pork and ham (paletas de cerdo y jamón); u optando por los retroacrónimos de rigor: Specially Processed American Meat o Specially Processed Army Meat. Y es que, efectivamente, el Spam se convirtió en un clásico de la comida de campaña para el ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial. De ahí salen las definiciones más cachondas para este subproducto. Los soldados llamaban al Spam cosas como ham that didn’t pass its physical (jamón que no aprobó las pruebas físicas) o meatloaf without basic training (trozo de carne sin formación básica).
Pero entrando en el tema que nos ocupa, ¿en qué momento el nombre de ese pedazo de carne indefinida pasó a utilizarse para referirse al correo basura? Hay quien dice que, puesto que el Spam tradicional es «carne falsa», es lógico que se cogiera el nombre para referirse al «correo falso». Pero no. Los verdaderos causantes de que te lleguen sospechosos e-mails conminándote a aceptar la herencia de un acaudalado príncipe africano son estos genios:
https://www.dailymotion.com/video/x2hwqlw
Aunque en 1970, fecha en la que el sketch de los Python se emitió por primera vez, aún no existían los ordenadores personales, hay numerosas pruebas que demuestran que dicho sketch está detrás del término asociado al correo basura. Los primeros casos documentados se remontan a principios de los años 90, pero hay antiguos usuarios de un par de servicios de chat pioneros, Relay y TRS-80, que afirman haber utilizado la palabra spam ya en los ochenta, para referirse a textos no solicitados con los que daban la brasa a otros usuarios. Podéis leer más sobre esto en este genial y muy informativo post.
En cualquier caso, si veis el vídeo entenderéis el porqué de esa asociación: la constante y machacona repetición del término Spam (canción incluida) en el sketch de los Monty Python hizo que, posteriormente, se utilizara esa voz en Computing English para referirse al correo basura, algo muy molesto y que nadie quiere tener en su «menú».
Wi-Fi
Terminamos la parte que me toca de post a cuatro manos con el último término de Computing English, Wi-Fi. ¿Qué? ¿Que esta ya os la sabéis? Ah, que es la abreviatura de Wireless Fidelity. Ajá…
Y es que… eso es lo que mucha gente cree. Y sí, sin duda está relacionado con Hi-Fi, pero sólo en el sentido de que los creadores del término decidieron que querían algo que sonara igual. Porque lo que es la voz Wi-Fi no significa absolutamente nada. Exacto. Nada. Nil, zero, nothing. El nombre técnico de Wi-Fi es IEEE 802.11b Direct Sequence. Que, reconozcámoslo, no suena igual de pegadizo ni memorable. Al igual que hemos visto al analizar la etimología de alguna de las palabras previas, en este caso todo surgió de una red de empresas que buscaban centralizar y normalizar el servicio de la tecnología wireless, para lo que se unieron en la Wi-Fi Alliance. Así, a grandes rasgos. Si queréis saber más, en su propia web tenéis información de sobras. Y, ya que estamos, ¿os habéis fijado en que el Computing English es exactamente lo mismo que usamos en español para hablar de estos conceptos? A ver si alguien me sabe explicar por qué… wink, wink 😉
En efecto, es porque cuando el Computing English llega a España, la terminología está tan asentada que no tiene sentido traducirla, y se queda así. Volviendo a nuestro tema, Phil Belanger, uno de los fundadores de la red corporativa, explicaba el significado de Wi-Fi, y no podía ser más claro:
«Wi-Fi doesn’t stand for anything. It is not an acronym. There is no meaning.»
Más claro, agua. Belanger continuaba narrando cómo los miembros de la Wi-Fi Alliance (que por aquel entonces no se llamaba así, claro. En aquella época se hacían llamar WECA: Wireless Ethernet Compatibility Alliance) contrataron a una empresa de branding llamada Interbrand (las mentes pensantes tras la marca Prozac, por ejemplo) para que se ocupara de ponerle nombre y logo al invento. Interbrand propuso diez nombres, y la WECA eligió Wi-Fi, un juego de palabras con Hi-Fi, pero sin significado real. El problema fue, decía Belanger, que sus compañeros no entendían eso del «branding«, y tener un nombre que no significara nada no les inspiraba confianza. Así, acordaron poner un eslogan debajo del nombre: «The Standard for Wireless Fidelity». Este eslogan se mantuvo durante más o menos un año, hasta que empezaron a recibir apoyo de nuevos inversores importantes y decidieron prescindir de él.
Belanger reconocía que el uso de esta tag line fue un error, ya que sólo sirvió para crear más confusión y dejar el nombre de la marca en segundo plano. Al menos, supieron darse cuenta a tiempo y, hoy en día, encontrar este logo y ese nombre en la puerta de cualquier establecimiento es un valor añadido para cualquier cliente del mismo.
Y hasta aquí llega la primera mitad de este post sobre Computing English. La segunda parte la encontraréis en este post de Ohmyroot!, el blog de IT de mi amigo y compañero Víktor Moreno, en el que por las noches hacen vida social. ¡Nos vemos allí!
Que post tan divertido e interesante, algunas ya las conocía pero la verdad es que me has descubierto un nuevo mundo, muchas gracias.
¡Un saludo!
Muchas gracias. No dejes de visitar la segunda parte en el blog hermano, Ohmyroot!
A mi me llamó bastante la atención la de bluetooth, la verdad. Nunca habría pensado que era por un antiguo rey vikingo, haha.
Lo dicho, gracias por pasarte y comentar 🙂
Siempre me gusta leer la advertencia que nos das al principio del «post», que si nos descuidamos, aprenderemos hasta español. Pues, con toda seguridad te puedo decir que he aprendido hasta historia. ¡Saludos!
Hahaha, thanks a lot, my friend. Es curiosa la etimología de muchos de estos nombres, Lo damos todo por sentado, pero lo del rey vikingo me dejó a cuadros. Gracias como siempre por comentar 🙂